lunes, 28 de marzo de 2016

El movimiento y la percepción.


El aparato locomotor

El aparato locomotor es el conjunto de estructuras que constituye el soporte del organismo y permite el movimiento del cuerpo.

Está compuesto por:
  • los huesos,
  • las articulaciones y los ligamentos,
  • los músculos y los tendones.
Estas estructuras intervienen de forma coordinada, ya que los músculos, que están fijados a los huesos, generan la fuerza para el movimiento; mientras que las articulaciones ejercen de palancas entre los huesos.

En la imagen podemos reconocer como intervienen los distintos componentes en un movimiento como puede ser, por ejemplo, la escritura:
  • Los huesos de los dedos de la mano dan el soporte para ese movimiento.
  • Las articulaciones permiten colocar los huesos con el ángulo adecuado para coger el bolígrafo.
  • Los músculos, con sus pequeñas contracciones, generan el movimiento acomodado para mover el bolígrafo.
De todas formas, esa actividad también requiere, tal como se comentó antes, una coordinación con
otros órganos y estructuras:
  • Los impulsos nerviosos son necesarios para que el músculo se contraiga y, por lo tanto, previamente hay una voluntad, un deseo de escribir que los genera.
  • También va a ser necesaria la visión para llevar a cabo este movimiento, no solo para ver que escribimos sino también para ir modificando los movimientos según la información visual que le esté llegando al cerebro. Así, por ejemplo, en el momento en que observamos que estamos llegando al límite de la margen del papel, el sistema nervioso registra esa información y se emite una orden para que se produzcan las contracciones musculares necesarias para mover el brazo y acercar a mano al inicio de la nueva línea.
  • Mismo en caso de que tratarse de un ejercicio dictado, también intervendría la audición como receptor de estímulos que el sistema nervioso debería convertir en órdenes para provocar un movimiento determinado.
Debes conocer otros términos relacionados con el aparato locomotor que se utilizan con frecuencia. Uno de ellos es el sistema esquelético, que se refiere al conjunto formado por los huesos y las articulaciones. Otro término es lo de sistema musculoesquelético que incluye también los músculos. Esta terminología, si somos estrictos, no es adecuada, ya que un sistema está constituido por uno único tipo de tejido.

¿Podrías decir cuáles son los tejidos que constituyen el "sistema" musculoesquelético?


Los huesos

Tal como se comentó, el esqueleto está formado por el conjunto de huesos del cuerpo y las articulaciones que existen entre ellos. Suman más de 200, puede parecer exagerado, pero entre las
manos y los pies ya se cuenta un centenar.

Recuerda que el esqueleto está formado por tejido óseo, que posee entre las células una sustancia completamente calcificada para proporcionar dureza; y por tejido cartilaginoso, que tiene el material intercelular solidificado. Ambos tejidos son variedades del tejido de sostén o conjuntivo.

Los huesos presentan diversas formas y características, ya que se adaptan a las funciones que deben llevar a cabo. En general, tienen en la superficie una capa de tejido óseo compacto que les proporciona dureza y resistencia, mientras que en el interior se encuentra un hueso menos denso, formado por tejido óseo esponjoso y que recibe este nombre porque deja espacios libres en el interior, como una esponja.

La mayor parte del tejido óseo está compuesta por minerales, principalmente dos: calcio y fósforo. Ambos minerales se combinan entre sí adoptando la forma de cristales, que le proporcionan dureza al tejido óseo.

Según la forma y características, distinguimos 3 tipos de huesos:

1. Los huesos largos: tienen forma de cilindro alargado. De este tipo son los huesos de las extremidades. En todos ellos, se distingue un cuerpo central (diáfisis), y dos extremos, que forman parte de las articulaciones con otros huesos (epífisis). La zona de unión entre el cuerpo alargado y losextremos recibe el nombre de matáfisis y mientras la persona esté creciendo (niño, adolescente...) contiene el cartílago de crecimiento que es por donde el hueso crece en longitud. 

2. Los huesos planos: son muy delgados. Como ejemplo más característico de este grupo están los huesos de la bóveda craneal.

3. Los huesos cortos: son pequeños y de forma irregular, como, por ejemplo, las vértebras de la columna.



Las articulaciones

Recuerde cuál es, además de los huesos, el otro componente del esqueleto.

Una articulación es la unión de dos o más huesos entre sí. Reconocerás algunas articulaciones importantes como el codo, la rodilla, la muñeca, el tobillo o los nudillos de los dedos de la mano.

La función principal de las articulaciones es la de permitir los movimientos de los huesos, pero en otros casos proporcionan estabilidad al fijar los extremos óseos.

Se distinguen tres tipos de articulaciones, según el grado de movimiento que permiten:
  • Las articulaciones fijas o sinartrosis, que no tienen capacidad de movimiento y únicamente proporcionan una unión estable entre los huesos. Pertenecen a este tipo las articulaciones de los huesos del cráneo.
  • Las articulaciones semimóbiles o anfiartrosis, que permiten cierta movilidad entre los huesos que se unen. Las vértebras tienen este tipo de fijación entre ellas, aunque en conjunto, la columna vertebral completa tiene una gran movilidad.
  • Las articulaciones móviles o diartrosis, que permiten una mayor movilidad. La rodilla, el codo y casi todas las articulaciones de las extremidades pertenecen a este grupo.

Esa gran movilidad es posible gracias a que disponen de una característica estructura articular y un poco más compleja que el resto de las articulaciones. Puedes observar sus componentes en la imagen de abajo.

Los huesos no entran en contacto directamente, ya que las superficies articulares están separadas por una sustancia gelatinosa, el líquido articular. Se encuentra en el interior del envoltorio que engloba la articulación, denominado cápsula articular, y del cual surgen unos ligamentos que fortalecen las estructuras articulares.

Las superficies de los extremos óseos están cubiertas de tejido cartilaginoso, llamada cartílago articular. Algunas articulaciones poseen, además, entre las dos superficies articulares unos fragmentos de cartílago, los meniscos, que facilitan el movimiento de la articulación.


El esqueleto

Para facilitar el estudio de los huesos del cuerpo, el esqueleto se divide en dos partes:

1. El esqueleto axial: es lo que corresponde a los huesos que constituyen el eje del cuerpo y comprende los huesos de la cabeza (cráneo y cara) y del tronco. En la imagen que acompaña el texto aparece en color blanco.

2. El esqueleto apendicular: es lo de las extremidades y está formado por los huesos de las dos extremidades superiores y de las dos extremidades inferiores. Los huesos que unen la extremidad con el eje del cuerpo se distinguen de los que forman parte propiamente de la extremidad. Así, por ejemplo, se habla de cintura escapular para referirse a los huesos que unen el tronco con la extremidad superior. Y nos referimos a la cintura pélvica o pelvis al indicar los huesos que fijan la extremidad inferior al tronco. El esqueleto apendicular aparece de color azul en la imagen que acompaña el texto.

Esquema de los huesos del cuerpo:




Huesos del cuerpo










ESQUELETO AXIAL







Huesos     de     la cabeza


Cráneo
Frontal
Temporales




Occipital
Etmoides




Parietales
Esfenoides









Cara
Maxilar inferior
Vómer




Maxilares superiores
Nasales




Malares
Palatinos







Huesos del tronco
Columna vertebral
Costillas




Esternón
















ESQUELETO APENDICULAR











Huesos     de     la extremidad superior
Cintura escapular

Clavícula

Omóplato








Extremidad
Húmero
Carpo




Radio
Metacarpo




Cúbito
Falanges






Huesos     de     la extremidad inferior
Cintura pélvica
Coxales






Extremidad
Fémur
Tarso




Rótula
Metatarso
  Tibia
  Falanges
  Peroné




Huesos de la cabeza 

Los huesos de la cabeza tienen un interés especial por todo el componente nervioso que albergan en su interior. Además, son huesos que se lesionan con facilidad en los traumatismos provocados, por ejemplo, en accidentes con vehículos. Por eso es importante reconocerlos correctamente.

En cabeza vamos a distinguir dos partes:
  • la cavidad craneal o cráneo,
  • la cara.


En el cráneo encontramos:



El frontal, que es el hueso que constituye la frente y desciende hasta las órbitas de los ojos.

Dos parietales, que se sitúan a ambos lados de la pared lateral de la cavidad craneal.

Dos temporales, que forman también la pared lateral y tienen una abertura para el conducto del oído.

El occipital, que es un hueso de gran tamaño situado en la zona posterior del cráneo. Contiene una abertura, el agujero occipital, para un órgano del sistema nervioso central, la médula espinal.

El etmoides, que es un hueso oculto, no visible desde el exterior del cráneo.

El esfenoides, que forma la base de la cavidad craneal y es visible únicamente un fragmento.




Comenzamos con una visión frontal de la cabeza y los huesos que se distinguen en ella.





  1. Frontal
  2. Nasal
  3. Parietal
  4. Temporal
  5. Esfenoides
  6. Lacrimal
  7. Malar o pómulo
  8. Etmoides
  9. Maxilar superior
  10. Mandíbula o maxilar inferior



En la cara vamos encontrar:



Una mandíbula o maxilar inferior, que se articula con el hueso temporal y constituye la única articulación móvil del cráneo. A lo largo del borde superior presenta unos orificios que alojan las piezas dentarias.

Dos maxilares superiores, que ocupan gran parte de la cara y forman las paredes de la cavidad nasal y parte del paladar. También posee orificios, en su borde inferior, para alojar las piezas dentarias.




  • Dos malares o pómulos, que contribuyen a la constitución de la cara.
  • Dos palatinos, que son huesos no visibles en la cara, ya que forman parte de la cavidad nasal y del paladar.
  • Dos nasales, que son huesos muy pequeños que forman el puente de la nariz.
  • Dos lacrimales, que también son muy pequeños y están situados en la órbita de los ojos.
  • El vómer, que es el único hueso impar de la cara y constituye una parte del tabique de las fosas nasales.


Reflexiona

Practica con estas afirmaciones para ir memorizando los huesos descritos:
  • El hueso occipital está situado en la zona dorsal del cráneo. 
  • Los dos huesos del cráneo con orificio son el hueso occipital y el hueso temporal. 
  • Los huesos que alojan las piezas dentarias son los dos maxilares superiores y el maxilar inferior o mandíbula. 
  • El paladar de la boca está formado por los maxilares superiores y los huesos palatinos. 
  • Los únicos huesos pares del cráneo son los parietales y los temporales. 
  • Los huesos más visibles de la cara son las mejillas, los maxilares superiores y la mandíbula. 
  • El maxilar superior es medial con respeto al malar o pómulo.



Huesos del tronco

Esta epígrafe va a resultar mucho más fácil, ya que la mayoría de los términos son de uso cotidiano, pero no por eso va a tener menor importancia. Recuerde que los huesos del tronco protegen órganos vitales.

Destacamos dos zonas desde el punto de vista anatómico:
  • La columna vertebral, que alberga en su interior un componente del sistema nervioso central, la médula espinal.
  • La caja torácica, que constituye el armazón de protección, por ejemplo, del corazón y de los pulmones.
La columna vertebral está constituida por un conjunto de huesos irregulares, denominados vértebras, que se disponen colocadas una arriba de la otra y unidas entre sí por un disco cartilaginoso, el disco intervertebral.

Las vértebras se agrupan en:
  • 7 vértebras cervicales (C1-C7), que se nombran con la inicial C y el número de la posición que ocupan. Así por ejemplo, si indicamos una lesión en la C4, estamos diciendo que está afectada la cuarta vértebra cervical.
  • 12 vértebras torácicas (D1-D12), que se articulan con las costillas.
  • 5 vértebras lumbares (L1-L5), las de mayor tamaño.
  • El sacro, que está formado por la fusión de cinco vértebras sagradas.
  • El coxis, que es un hueso triangular de pequeño tamaño, formado por la unión de tres-cuatro vértebras.


Vértebra torácica.
Vértebra lumbar.











El tamaño y la forma de las vértebras son variables, dependiendo de su localización, pero básicamente están formadas por un cilindro óseo, a través del cual se articulan unas con otras, un orificio por donde transcurre la médula espinal y unas prominencias óseas. En las dos imágenes se muestran claramente estos componentes.

¿Te fijaste en que la columna vertebral no es recta?

A lo largo del recorrido de la columna vertebral, puede comprobar que se describen una serie de curvas de forma fisiológica:
  • En la zona cervical hay una curvatura anterior que se llama lordosis cervical.
  • En la zona dorsal, la curvatura es posterior y se denomina cifosis dorsal.
  • En la zona lumbar, la curvatura vuelve a ser anterior y se denomina lordosis lumbar. 
  • En la zona sacra, la curvatura es posterior y por eso se llama cifosis sacra.
Si observas esta disposición de la columna vertebral es fácil intuir cuál es la región sometida a mayor desgaste. ¿Te parece que es la zona lumbar?

Haciendo memoria de la vida cotidiana, ¿son las cervicales y las lumbares las vértebras que generan más trastornos?

Tal como se comentó anteriormente, la caja torácica constituye el armazón óseo del tórax y en su interior están, entre otros órganos y estructuras, el corazón y los pulmones.

En este espacio distinguimos las vértebras dorsales en la parte posterior, las costillas en la zona lateral y el esternón en la parte ventral del tórax.

El esternón es un hueso de localización medial que se encuentra inmediatamente por debajo de la piel, de forma que puede palparse fácilmente.

Existen doce pares de costillas:
  • Los siete pares superiores se articulan con el esternón y por eso se llaman costillas verdaderas.
  • Los tres pares siguientes articulan, no directamente con el esternón, sino con la costilla superior, y son las costillas falsas.
  • Los dos últimos pares, las costillas flotantes, no se articulan por delante, los extremos quedan libres, de ahí el nombre.

Huesos de las extremidades

Vamos a describir ahora los huesos que constituyen el esqueleto apendicular. ¿Recuerdas? El que se refería a todos los huesos de las extremidades, incluidos aquellos cuya función es fijar la extremidad
al tronco.

Precisamente esos huesos de unión, en la extremidad superior, constituyen la cintura escapular y son la omóplato y clavícula.

El omóplato, también llamado escápula o pala, es un hueso de forma triangular, perfectamente visible con el movimiento de la extremidad que aparece, por ejemplo, en la imagen de la vista dorsal que acompaña el texto.

La clavícula es un hueso alargado, con una ligera forma de "S", que se articula por el extremo medial con el esternón y por el extremo lateral con el omóplato.

La única fijación ósea entre la extremidad superior y el esqueleto axial se localiza entre la clavícula y el esternón; y eso le proporciona a la extremidad una gran capacidad de movimiento.

Los huesos pertenecientes a la extremidad superior son (en dirección proximal/distal):
  • El húmero, que es el hueso del brazo. Ya dijimos que se articula con el omóplato en el extremo proximal, en el hombro. En el otro extremo, el distal, se articula con el radio y con el cúbito formando el codo.
  • El radio y el cúbito, que son dos huesos largos del antebrazo. Se articulan en su extremo proximal con el húmero y en su extremo distal con los huesos del carpo.
  • El carpo está formado por ocho pequeños huesos (escafoides, semilunar, piramidal, pisiforme, trapecio, trapezoide, hueso grande y hueso ganchoso). Puedes ver dónde se localizan en la imagen que acompaña el texto. Los huesos del carpo se articulan en la muñeca con el radio y con el cúbito y distalmente con los metacarpianos.
  • Los metacarpianos, que son cinco huesos largos, aunque de pequeña longitud, que se localizan en la palma de las manos. Se articulan con los huesos del carpo y, en su extremo distal, con los huesos de los dedos o falanges. Llevan el nombre de primero, segundo, tercero, cuarto y quinto.
  • Las falanges, que son los huesos de los dedos. Cada dedo, excepto el primer dedo de la mano, tiene una falange proximal, una media y una distal. El pulgar unicamente tiene dos falanges, una proximal y una distal.



Los dedos de la mano, en términos anatómicos, se nombran como primero, segundo, tercero, cuarto y quinto dedo de la mano, toda vez que el primero corresponde al pulgar y el quinto al meñique. No se utiliza la terminología coloquial con la que normalmente designamos los dedos: índice, anular etc.


Por último, nos quedan por conocer los huesos del esqueleto apendicular que le corresponden a la extremidad inferior.

Los huesos de unión que fijan la extremidad inferior constituyen la cintura pelviana y son los coxales.

El coxal es el hueso de la cadera. Se articula con el esqueleto axial a través del sacro, y con la extremidad inferior a través del fémur. En este hueso se distinguen tres partes: la cresta ilíaca, el isquión y el pubis.

La pelvis es el espacio que marcan los huesos coxales con el sacro y el coxis de la columna vertebral.
Además de mantener la estructura corporal, la pelvis de la mujer tiene una relevancia especial, ya que debe ser atravesada por el feto en el parto.


Los huesos que pertenecen propiamente a la extremidad inferior son (en dirección proximal/distal):
  • El fémur, es el hueso que forma parte del muslo. Se articula en su extremo proximal con el coxal y en su extremo distal con la rótula y con la tibia y forma la articulación de la rodilla.
  • La tibia y el peroné, que son los huesos de la pierna. La tibia se articula en su extremo proximal con el fémur, pero el peroné lo hace únicamente con la tibia. En el extremo distal, ambos huesos se articulan con el tarso, en el tobillo.
  • El tarso, que está formado por siete huesos que se articulan en su extremo distal con los huesos metatarsianos. Uno de ellos es que le da forma al talón del pie.
  • Los metatarsianos, que son los cinco huesos largos del empeine del pie, que se articulan con los extremos proximales de las falanges.
  • Las falanges, que son los huesos de los dedos. Cada dedo, excepto el primer dedo, tiene una falange proximal, una media y una distal. El dedo gordo del pie únicamente tiene dos falanges, una proximal y una distal.



Los músculos

De los tres componentes que constituyen el aparato locomotor, los músculos esqueléticos son la parte activa, ya que generan el movimiento del organismo y de las partes que lo componen.

Los músculos pueden considerarse órganos constituidos por diferentes tipos de tejidos, aunque están formados básicamente por fibras musculares con capacidad contráctil.

La unión de los músculos al hueso se hace a través de tendones, que son manojos de fibras de tejido conjuntivo resistente. Cada músculo esquelético tiene como mínimo dos puntos de fijación al hueso, de manera que, cuando el músculo se contrae, se acorta su longitud y se aproximan esos dos puntos de fijación.

No es necesario conocer la gran cantidad de músculos que forman parte del cuerpo humano, pero sí es de interés saber identificar los más importantes.

En esta representación esquemática puede encontrar fácilmente los siguientes músculos:



Lesiones y enfermedades

Estarás de acuerdo en que la patología de urgencia más frecuente del aparato locomotor son los traumatismos, donde se analice el tipo de atención que hace falta proporcionar según la lesión que se
haya prodducido.

Veremos, en cambio, algunas de las enfermedades musculoesqueléticas más importantes.

De todas formas, existen manifestaciones comunes cómo:
  • el dolor, un síntoma que acompaña habitualmente a todas las alteraciones del aparato locomotor,
  • la dificultad o limitación en el movimiento de las articulaciones afectadas,
  • los signos de inflamación articular.
Estos signos y síntomas aparecen, por ejemplo, en las osteomielites, infecciones del hueso y de la médula ósea relacionadas con los traumatismos; o en las artritis, un término del que ya conoces el significado: inflamación de las articulaciones.

Las artritis, ya sean agudas o crónicas, cursan siempre con dolor en la zona, tumefacción o hinchazón
articular, enrojecimiento y aumento de temperatura de la articulación. Además, es muy frecuente que se produzca un aumento del líquido articular que hay en el interior.

Las causas de artritis son múltiples y por eso en muchas ocasiones es necesario hacer una punción en la articulación y analizar el líquido extraído para obtener un diagnóstico seguro. ¿Has oído alguna vez que alguien se sometiera a una punción en la rodilla?

Una causa relativamente común de artritis en nuestro medio es el depósito de cristales de ácido úrico en personas con niveles altos de esta sustancia en la sangre. Este trastorno se conoce como gota y a menudo se asocia también a la formación de cálculos -piedras- en el riñón.

Con todo, una de las enfermedades de los huesos más frecuente es la osteoporosis.

Se trata de una alteración ósea en la que disminuye la densidad del hueso y como consecuencia se vuelve frágil y puede fracturarse fácilmente.

En cierta forma, es un proceso fisiológico que se presenta normalmente con el paso de los años. Es muy común entre ancianos y cinco veces más frecuente en las mujeres que en los hombres.

La gran fragilidad de los huesos en la osteoporosis provoca fracturas óseas por pequeños traumatismos o mismo por movimientos habituales en la vida cotidiana, como un mínimo esfuerzo, un estornudo... Son las denominadas fracturas patológicas. Las localizaciones más frecuentes de este tipo de fracturas son en las vértebras, en el fémur y en el radio.

Otra patología muy extendida es la artrosis, una enfermedad crónica caracterizada por la degeneración del cartílago articular.

La evolución es prolongada, pero lentamente el cartílago se va reduciendo hasta que los extremos óseos llegan a tocarse.

Las articulaciones más afectadas por la artrosis son la rodilla, la cadera, la mano y la columna cervical y lumbar.

Todo eso provoca dolor, rigidez en la articulación e incapacidad de movimiento que con el tiempo, puede llegar a limitar las actividades cotidianas.

Por último, es interesante conocer un trastorno relativamente frecuente que también afecta la columna vertebral, la hernia discal.

Consiste en la salida de parte del contenido del disco intervertebral, la estructura cartilaginosa que hay entre las vértebras de la columna.

Es la causa más habitual de lumbago y ciática, dos trastornos originados por la compresión de los nervios que salen de la columna entre dos vértebras superpuestas.

El lumbago es una crisis de dolor lumbar que generalmente se desencadena por un movimiento brusco de la columna vertebral.  Y la ciática es un dolor también agudo, pero en el recorrido del nervio ciático, desde la nalga hasta el pie, a lo largo de la cara dorsal de una extremidad inferior.


El sistema nervioso

¿Sabías que el sistema nervioso es la estructura del organismo menos desarrollada, más inmadura al nacer?

Únicamente veremos una descripción anatómica y fisiológica sencilla para poder distinguir las enfermedades y trastornos que afectan al sistema nervioso, ya sea los que sobrevienen de forma aguda, como los que se establecen de forma permanente. Además, la descripción de los órganos de los sentidos los va a permitir conocer de forma general los mecanismos de interrelación en la red nerviosa, así como la relación del organismo con el exterior.

Aunque resulte difícil separar los elementos que componen el sistema nervioso, desde el punto de vista anatómico, podemos decir que está formado por dos partes:
  1. el sistema nervioso central 
  2. y el sistema nervioso periférico.
  • El sistema nervioso central (SNC) es la parte contenida en el interior del cráneo y la columna vertebral, estructuras óseas que lo protegen. Está formado por el encéfalo, en el interior del cráneo, y la médula espinal, que discurre a lo largo de la columna vertebral. Es la parte del sistema nervioso con funciones más complejas, ya que controla y regula la actividad de gran cantidad de órganos y además ejerce las funciones intelectuales.
  • El sistema nervioso periférico (SNP) es el conjunto de nervios que transmite en ambos sentidos los impulsos nerviosos entre la médula espinal y las distintas partes del cuerpo.
El sistema nervioso central es el encargado de establecer las directrices de las funciones del cuerpo. Por el contrario, el sistema nervioso periférico tiene la función de obtener información interna y del exterior; así como transmitir las acciones necesarias para adaptarse a las necesidades según sea esa información.

Vamos a ver a través de esta imagen, la combinación de acciones que se producen al observar una flor y cogerla de forma voluntaria.

El estímulo visual de la flor llega al cerebro y este da la orden a través de un impulso nervioso que se desplaza por la médula espinal y los nervios periféricos hasta el músculo. De esa forma se produce la contracción muscular que genera el movimiento idóneo para que sea posible acercarse a la flor.

En otras ocasiones las acciones son involuntarias, dependiendo en exclusiva del sistema nervioso periférico, como es el caso de esta segunda imagen.
Los nervios periféricos transmiten el estímulo del pinchazo en el dedo hasta la médula espinal. Desde ahí se da la orden para que se produzca el movimiento necesario que permita retirar la mano de la flor. Éste ha sido un movimiento reflejo.

Desde el punto de vista funcional, el sistema nervioso periférico puede dividirse en sistema nervioso
somático
, que relaciona el organismo con el medio exterior, y sistema nervioso autónomo, que está en relación con el medio interno. El sistema nervioso autónomo, también llamado vegetativo, se encarga de activar el músculo liso, el músculo cardíaco y también las glándulas.


El sistema nervioso central 

El encéfalo es, tal como se comentó, la parte del sistema nervioso que está dentro del cráneo. Está formado por una serie de órganos importantes que debes reconocer:
  • el cerebro,
  • el tronco del encéfalo,
  • y el cerebelo.
El cerebro es la parte de mayor tamaño y se localiza en la zona superior de la cavidad craneal.

Si observas la imagen, podrá distinguir dos partes simétricas, los hemisferios cerebrales y una superficie, la corteza cerebral, repleta de plieges.

Se sabe que algunas áreas concretas de la corteza cerebral ejercen funciones específicas, como, por ejemplo, el control del movimiento de las distintas partes del cuerpo, el lenguaje, la sensibilidad, la visión o la audición, etc.

Por eso, cuando se producen lesiones en determinadas zonas del cerebro, aparecen alteraciones en estas funciones. Así, por ejemplo, una lesión en la zona occipital, donde se localiza el área encargado de recibir los estímulos visuales, provocará un problema de visión, aunque los ojos se encuentren en perfecto estado.

Es más, en muchas ocasiones, las manifestaciones neurológicas que presenta la persona lesionada orientan sobre la zona que probablemente está afectada. Comprobar un trastorno en la visión en una persona con un traumatismo craneoencefálico puede hacer sospechar, por ejemplo, de la existencia de una lesión occipital.

Las actividades consideradas intelectualmente superiores dependen también de la corteza cerebral, concretamente de la parte anterior de la zona frontal. Lesiones a este nivel producirán alteraciones en el comportamiento y degeneración de las facultades mentales.

El tronco del encéfalo, localizado en la base del cráneo, es la parte del sistema nervioso que comunica el cerebro y la médula espinal.

Tiene una función muy importante, ya que contiene centros vitales que controlan actividades involuntarias, como los ritmos respiratorio y cardíaco, el estado de contracción de los vasos sanguíneos o el proceso de la deglución. Recuerde que esta actividad está relacionada con la función del sistema nervioso autónomo.

El cerebelo es la parte del encéfalo que se localiza debajo de la nuca. En la imagen puede comprobar que se sitúa debajo de la región occipital del cerebro, en la parte inferior derecha de la imagen.

Ejerce un papel muy importante en la coordinación de la actividad muscular, del equilibrio y en el mantenimiento del tono muscular adecuado para ser capaces de mantener la postura del cuerpo que corresponda en cada momento..


La médula espinal es un cilindro de tejido nervioso que se dirige en dirección caudal a partir del tronco del encéfalo y recorre el interior de la columna vertebral.

A lo largo de toda su longitud, a ambos lados, salen nervios que conectarán con las distintas partes
del cuerpo y que constituyen el sistema nervioso periférico.

En los dos ejemplos anteriores sobre los movimientos voluntarios e involuntarios con la flor, pudo comprobar que la médula espinal es un centro de distribución en un sentido y en otro, hacia el encéfalo y hacia las partes del cuerpo, de los estímulos sensitivos y de los de movimiento, respectivamente.

Por último, hay que mencionar que el sistema nervioso central está protegido por las meninges, tres membranas de tejido conjuntivo que recubren la médula espinal y el encéfalo. Además, debajo de esas membranas existe un líquido acuoso, el líquido cefalorraquídeo, que actúa amortiguando los golpes o movimientos bruscos de la cabeza.


Manifestaciones neurológicas

Las enfermedades del sistema nervioso pueden acompañarse de un gran número de síntomas y signos, pero vamos a ver sólo algunos. Las manifestaciones más frecuentes de las enfermedades neurológicas son:
  • la parálisis
  • las alteraciones de la consciencia
  • el dolor
  • las convulsiones
La parálisis o pérdida de la capacidad de contraer de forma voluntaria unos músculos determinados, puede tener su origen en trastornos en el ámbito neurológico, ya sea central o periférico, o en el muscular.

Recuerda que laa parálisis de una extremidad se denomina monoplejía. Se afecta a la mitad del cuerpo (izquierda o derecha), es una hemiplejía. La parálisis de las dos extremidades inferiores se llama paraplejía y, si se trata de una parálisis de las cuatro extremidades, se denomina tetraplejía.

Las alteraciones de la consciencia son manifestaciones que suelen acompañar algunos trastornos neurológicos. Existen diferentes grados, que van desde la lipotimia, una breve pérdida de consciencia que se recupera sin secuelas, hasta el trastorno de la conciencia más profundo, el coma, en el que hay disminución o ausencia de respuesta a estímulos por parte de la persona que lo padece.

El dolor es el síntoma que aparece con mayor frecuencia en cualquier tipo de enfermedad. El dolor de cabeza o cefalea, aunque es un síntoma que también puede darse por causas no neurológicas y muchas veces leves o sin importancia, es una manifestación característica de algunos trastornos del sistema nervioso como, por ejemplo, las meningitis.

Las convulsiones son siempre un signo de alteración neurológica. Son contracciones musculares involuntarias de aparición brusca que provocan unos movimientos característicos en forma de espasmos. El origen puede ser diversa, pero todas las causas tienen en común el trastorno en las neuronas cerebrales.

Aunque lo hagamos brevemente, debemos describir algunas de las manifestaciones que en muchas ocasiones permanecen como secuelas después de haber padecido un trastorno neurológico. Es el caso, por ejemplo, de la amnesia, consistente en la pérdida de memoria, o de la afasia, que es una incapacidad para expresarse. ambas manifestaciones son relativamente frecuentes en las personas ancianas después de padecer enfermedades agudas o a lo largo de procesos neurológicos degenerativos.


Las enfermedades del sistema nervioso

De todos los trastornos neurológicos, los accidentes vasculares cerebrales son las urgencias médicas que deben ser diagnosticadas y tratadas cuanto antes mejor. Son enfermedades frecuentes y su incidente aumenta con la edad y por eso es causa frecuente de invalidez y de muerte entre las personas ancianas.

El accidente vascular cerebral (ACV) incluye una serie de alteraciones en la irrigación sanguínea del encéfalo que provocan una interrupción brusca de la aportación de sangre. Tal es el caso de la hemorragia cerebral, la trombosis cerebral o la embolia cerebral.

No es necesario entrar en detalles sobre cada una de estas alteraciones, sólo hay que recordar que se caracterizan por la pérdida de las funciones neurológicas de la zona afectada y eso provoca, por ejemplo, parálisis musculares, pérdida de consciencia, afasia...

El origen del accidente vascular cerebral está muy relacionada con la hipertensión arterial y con el depósito de colesterol en las paredes de los vasos sanguíneos, la aterosclerosis.

Otra alteración patológica que debe conocer es la epilepsia. Se trata de una enfermedad caracterizada por la aparición súbita de convulsiones.

Aunque en algunos casos a epilepsia aparece como consecuencia de una lesión cerebral o una enfermedad, la mayor parte de las epilepsias son de causa desconocida.

Un trastorno de tipo mental frecuente en personas de edad avanzada es la demencia, que se caracteriza por un deterioro progresivo, crónico e irreversible de las funciones mentales.

Está causada por algún tipo de lesión neurológica y provoca, entre otros, trastornos de la memoria y de la orientación, incapacidad de aprendizaje y pérdida de la capacidad de atención.

Aunque existen diversos estados demenciales, la enfermedad de Alzheimer es quizás el tipo de demencia más conocida.

También relativamente frecuente con el incremento de la edad, se manifiesta la enfermedad de Parkinson, que se trata de un trastorno de las estructuras nerviosas que regulan y coordinan los movimientos musculares involuntarios.

Es una enfermedad, de causa desconocida, que provoca numerosas manifestaciones, entre las que destacan el temblor, la lentitud de movimientos, la rigidez muscular y alteración en la postura.

Por el contrario, mucho más frecuente en niños y jovenes, son las meningitis. Se trata de una inflamación de las meninges, las membranas que recubren el sistema nervioso central, generalmente de causa infecciosa. El síntoma más habitual es la cefalea intensa, pero además se manifiesta con rigidez de nuca, vómitos y fiebre.

Antes del uso de los antibióticos, la meningitis era una enfermedad que casi siempre provocaba la muerte, pero actualmente en la mayoría de los casos cura sin complicaciones.


Los sentidos


Como ya sabes, los sentidos son el gusto, el olfato, la vista, el oído y el tacto. Todos ellos están constituidos por receptores, específicos en cada caso, que captan un estímulo para transmitírselo al sistema nervioso central. Este proceso nos permite captar información del exterior.

Por ejemplo, las terminaciones sensoriales de la piel nos van a transmitir sensaciones de frío y de calor, de dolor y de presión o de tacto fino.

Respeto al olfato, los receptores se localizan en el interior de las fosas nasales y captan el olor con el aire inspirado. Ese estímulo olfactivo llegará hasta el cerebro y la información quedará almacenada para que se recuerde en otras ocasiones.

¿Verdad que la percepción del olor de un perfume nos trae a la memoria incluso a la persona que lo utiliza?

Además, la información que llega a través del olfato puede generar respuestas reflejas, como, por ejemplo, un movimiento involuntario para alejarnos de un olor molesto y, si resulta muy desagradable, puede provocar náuseas o el vómito. De igual forma, el olor agradable de una comida estimula la secreción del estómago y lo prepara para la entrada de alimento.

El sentido del gusto se percibe en unos receptores localizados en la lengua, las papilas gustativas.

A pesar de que somos capaces de captar un número ilimitado de sabores, habitualmente los agrupamos en cuatro:
  1. amargo,
  2. dulce,
  3. agrio y
  4. salado
Existen zonas de la lengua con diferente sensibilidad ante un sabor determinado. Los gustos dulce y salado se perciben mejor en la punta de la lengua, el agrio a los lados de esta y el amargo en la zona posterior. Recuerda el movimiento con la lengua, que haría en más de una ocasión, para distinguir si en un recipiente hay sal o azúcar.

El sentido del gusto y del olfato están estrechamente relacionados, sobre todo porque comparten un
objetivo común con respeto a la percepción de las calidades de los alimentos. ¿Notaste que la sensibilidad gustativa se reduce durante un fuerte resfriado?

La vista y el oído son dos sentidos a los que les vamos a dedicar un poco más de atención por su importancia y complejidad.


La vista

La visión requiere de uno conjunto de estructuras asociadas para permitir esa función: los ojos y también los párpados, los músculos del ojo y el aparato lacrimal. Todo eso tiene que estar coordinado
para poder percibir el tamaño, la forma, el color y la distancia a la que están los objetos que nos rodean.

El globo ocular es la estructura que contiene los receptores para la vista. No precisas reconocer todos los componentes del ojo, pero sí los más importantes.

En una sección sagital del ojo podemos observar una abertura denominada pupila que aumenta o disminuye de tamaño segundo la intensidad de la luz. Esas variaciones se producen gracias a los movimientos del iris.

Detrás del iris se disponen una estructura a manera de lente, denominada cristalino, que atraviesan los rayos luminosos para proyectarse finalmente en la capa que recubre el interior del globo, la retina.

Si observas el ojo, la pupila es un círculo central negro, ya que en realidad es un orificio que, como sabes, aumenta o disminuye para controlar la entrada de luz. El iris, en cambio, es la anillo pardo, verde o azul que rodea ese orificio. Es muy importante la exploración del estado de la pupila para valorar el estado neurológico y se puede observar miosis (contracción excesiva de la pupila) o midríasis (dilatación anormal de la pupila).

En el proceso de transmisión de imágenes, la luz penetra a través de la pupila y atraviesa el cristalino, lo cual permite enfocar los objetos según la distancia. La imagen incide en la retina y origina un impulso que es transmitido a través del nervio óptico hasta la zona occipital del cerebro, donde se procesa toda la información visual.


Trastornos de la visión

Las alteraciones en cualquiera de las estructuras que intervienen en este complicado mecanismo provocan trastornos de la visión como:
  • La miopía, que es un problema de proyección de la imagen que impide ver nitidamente lo más lejano; al contrario de la hipermetropía, en la que todo aquello que está lejos se distingue bien, pero lo que está cerca se ve borroso.
  • La presbicia, que consiste en una pérdida de elasticidad del cristalino con la edad. Esto impide enfocar los objetos próximos, de forma que se precisa alejar los objetos para verlos correctamente.
  • La catarata, que es una opacidad progresiva del cristalino que impide la entrada de los rayos luminosos y provoca una disminución de la agudeza visual que puede llegar hasta la ceguera.
  • La ceguera es la pérdida o merma de la visión. Puede tener múltiples causas como enfermedades oculares, neurológicas, traumatismos... pero la etiología más frecuente en nuestro medio es, aún hoy, la diabetes mal controlada.

El oído

La audición requiere también, al igual que la visión, de un conjunto de estructuras localizadas, en su mayor parte, en el interior del cráneo, como son el oído externo, el oído medio y el oído interno.

El oído externo está compuesto por la oreja o pabellón del oído y por el conducto auditivo externo, que se dirige hacia dentro hasta el tímpano, membrana que separa el oído externo y el medio.

El oído medio es una pequeña cavidad donde se halla una cadena de huesecillos llamados martillo, yunque y estribo, dispuestos de tal forma que recogen las vibraciones del tímpano y las transmiten al oído interno.

El oído medio comunica con la faringe por el conducto llamado Trompa de Eustaquio, que se abre al bostezar, al tragar o al mover la mandíbula de lado a lado, igualando las presiones a los dos lados
de la membrana timpánica.

La sensación de oído tapado que percibimos al descender en altura está relacionada con esta diferencia de presiones. ¿Recuerdas que hacemos para resolverlo?

En el oído interno se distinguen dos partes: el caracol, relacionado con la audición, y el aparato vestibular, relacionado con el mantenimiento de la posición o el equilibrio.

En el proceso de transmisión de las ondas sonoras, estas golpean contra lo tímpano y originan su vibración. Las vibraciones se transmiten a través de la cadena de huesecillos al oído interno y de ahí
se emiten impulsos nerviosos. El nervio auditivo los transmite hasta el cerebro y allí se interpretan como sonidos.

Entre las enfermedades más importantes del oído hace falta destacar la hipoacusia o pérdida de la capacidad auditiva.

Es un trastorno relativamente frecuente, especialmente entre personas de edad avanzada. El origen puede estar en una alteración de cualquiera de los componentes que intervienen en el proceso de la audición, ya sea en el oído o en las estructuras nerviosas relacionadas.

En la actualidad, las prótesis auditivas o audiófonos y algunas intervenciones quirúrgicas permiten mitigar la pérdida de audición, tal como las gafas, mucho mejor aceptadas socialmente, permitieron resolver buena parte de los problemas visuales.




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