martes, 22 de marzo de 2016

Fisiopatología del transporte sanitario.


El traslado de pacientes los somete a una serie de incidencias físicas como ruido, vibraciones, cambios de temperatura, etc., que pueden generar alteraciones en su organismo debido a respuestas fisiológicas adversas. Nos referiremos a personas que presentan lesiones en su organismo y que han de ser trasladadas por un vehículo de transporte sanitario. Estas alteraciones serán mayores cuanto más graves sean las lesiones que padece el paciente, sobre todo si no se encuentra en una situación estable. Estos cambios repercutirán de forma negativa en su estado general.

¿Podemos intervenir de alguna forma para que estas alteraciones sean las mínimas posibles? 

Sí, hemos de adecuar la conducción al estado del paciente. A esto se le llama "fisiopatología del transporte sanitario". Conociendo las alteraciones físicas que sufren los pacientes en el traslado y que pueden repercutir negativamente en su salud, pondremos los medios para minimizarlas: mejoras técnicas en los vehículos y mejoras en la manera de conducir. La conducción consciente de los vehículos, junto con una inmovilización y movilización adecuada y una atención sanitaria acorde a las necesidades del paciente, minimizarán los efectos negativos del traslado del paciente. Así pues, con la fisiopatología del transporte sanitario pretendemos minimizar estas respuestas adversas que pueden padecer los pacientes.

Recuerda que para minimizar los efectos de la fisiopatología del transporte de los pacientes, es necesario realizar una correcta inmovilización-movilización del paciente, prestándole una atención cuidadosa en todo momento y hay que tener siempre presente la necesidad de realizar una conducción consciente del vehículo sanitario.


Fundamento de la fisiopatología del transporte sanitario

¿Sabes cuál es el fundamento de la fisiología del transporte sanitario?

Lo que pretendemos conseguir con la fisiología del transporte sanitario es:
  • Garantizar la seguridad del paciente, del equipo asistencial y de los usuarios de la vía pública.
  • Procurar que el traslado no desestabilice al paciente.
  • Minimizar el impacto emocional y físico que puede producir una conducción de emergencia.

Como ya debes saber, el transporte sanitario de pacientes está contemplado en el punto 8 del Decálogo prehospitalario.Es la acción de trasladar al paciente, una vez que está estabilizado, desde el lugar del accidente al Centro sanitario útil. Hemos de tener en cuenta que el transporte se ha de realizar en el vehículo sanitario más adecuado a su estado, por la ruta más fácil, cómoda y segura, que no necesariamente siempre es la más corta y con la garantía de una asistencia sanitaria al paciente según sus necesidades.


El transporte, siempre que sea posible,lo realizaremos cuando hayamos estabilizado al paciente, asegurando la continuidad de los cuidados según su patología y poniéndolo en la posición más idónea a su lesión. Hemos de tener presente que la conducción ha de ser de moderada a lenta y que hemos de evitar que vehículos particulares sigan a la ambulancia. Siempre proporcionaremos al paciente y a sus familiares información sobre la posibilidad del uso de las señales acústicas durante el traslado, el tiempo aproximado que necesitaremos y el hospital de destino.

El tipo de vehículo que utilizaremos para el traslado dependerá del estado del paciente, de la distancia existente hasta el centro sanitario útil, del estado de las carreteras y densidad del tráfico, de la orografía, de la situación meteorológica y de los recursos disponibles. Como norma general, utilizamos el transporte terrestre para traslados de menos de 30 minutos y el helicóptero medicalizado cuando el traslado por tierra tenga una duración superior a 90 minutos o cuando requiera rapidez.



Tipo de transporte
Tipo de vehículo
Factores a tener en cuenta
Terrestre
  • Ambulancias de soporte vital básico.
  • Ambulancias de soporte vital avanzado.
  • Ambulancias no asistenciales.
  • Vehículos de transporte colectivo.
  • Velocidad: aceleración-desaceleración.
  • Vibraciones mecánicas.
  • Vibraciones acústicas.
  • Temperatura.
Aéreo
  • Helicópteros.
  • Aviones presurizados.
  • Aviones no presurizados.
  • Velocidad: aceleración-desaceleración.
  • Vibraciones mecánicas.
  • Temperatura.
  • Disminución de la presión.
  • Altitud.
Marítimo
  • Barcos sanitarios.
  • Velocidad: aceleración-desaceleración.
  • Vibraciones mecánicas.
  • Temperatura.
  • Movilidad del medio acuático.




Repercusiones del transporte sanitario en el paciente

Los vehículos en marcha no siempre tienen una velocidad constante y están sometidos a las diferentes fuerzas físicas, que como ya sabes son:
  • La velocidad: aceleración-desaceleración y cambios de dirección.
  • La altitud.

  • Las vibraciones mecánicas.

  • Los ruidos (vibraciones acústicas).

  • La temperatura.
Estas fuerzas físicas pueden provocar cambios fisiológicos en el paciente y pueden afectar a su salud.


Repercusiones en el paciente de la velocidad

En la velocidad contemplamos la aceleración (acelerones) y desaceleración del vehículo (frenazos). En ella también hay que tener en cuenta la acción gravitatoria de los rasantes, las curvas, etc. La presión ejercida sobre el cuerpo humano se mide en "g" que es igual a 9,8 m/seg.

Las fuerzas de aceleración-deceleración generan fuerzas sobre la estructura interna con peso y consistencia variables que pueden ocasionar lesiones de los tejidos.

La aceleración y desaceleración produce cambios circulatorios, provocando un desplazamiento de sangre dentro del sistema circulatorio y una redistribución transitoria de lípidos.

Por ejemplo:
  • Los pacientes están en la camilla con la cabeza en el sentido de la marcha; si se produce una aceleración, la sangre tenderá a acumularse en la parte distal del organismo (brazos y piernas), provocando un descenso de la presión arterial, un aumento de la presión venosa en las piernas y una taquicardia refleja como repuesta.
  • Si se produce una desaceleración, tenderá a acumularse la cabeza. En curvas de más de 10 segundos, aceleraciones y desaceleraciones continuas producen distorsión de los tejidos elásticos como rupturas o desinserciones.
Veamos a continuación qué produce cada una de estas fuerzas:

- Las aceleraciones se producen al arrancar o cambiar de marcha. Pueden repercutir en el paciente produciendo:
  • Hipotensión arterial
  • Disminución de la presión venosa central
  • Disminución de la presión intracraneal
  • Taquicardia refleja
  • Perdida de consciencia en pacientes hipotensos
  • Alteraciones en el electrocardiograma (cambios en el segmento ST y alargamiento de la onda P).
  • Los pacientes hipovolémicos y cardiópatas son especialmente sensibles a las aceleraciones.
- Las desaceleraciones bruscas pueden provocar:
  • Hipertensión arterial
  • Aumento de la presión venosa central
  • Bradicardia refleja
  • Desplazamiento de vísceras
  • Aumento de la presión intracraneal (en pacientes con traumatismos craneoencefálicos pueden aumentar sus lesiones)
  • Paro cardíaco (si se realizan con mucha frecuencia y el estado del paciente es crítico).
  • Los pacientes con arritmias son especialmente sensibles a las desaceleraciones, pudiéndoles provocar bradicardia severa e incluso el paro cardíaco.
En las curvas se producen las aceleraciones transversas, que suele tener una intensidad parecida a la de los cambios de marcha, pero duran más tiempo. En carreteras de curvas este estímulo en el paciente es muy repetitivo, con lo que disminuirá la capacidad de compensación del paciente. Entre los efectos que le puede producir al paciente una conducción con maniobras zigzagueantes, con aceleraciones o frenadas bruscas, se encuentra la cinetosis, que puede producirle vómitos, con el consiguiente riesgo de broncoaspiración.

En el caso de la aceleración-desaceleración en el trasporte aéreo, las aceleraciones verticales y transversales tienen más importancia que las longitudinales, que son de menor intensidad que en los vehículos terrestres. Las repercusiones más comunes son: desplazamientos de líquidos y masas dentro del organismo, alteraciones en la presión intracraneal, reacciones vagales, malestar general, etc.

Las repercusiones serán proporcionales a la intensidad, duración y dirección de la aceleración y desaceleración del vehículo y dependerán del estado previo del paciente.

Por ejemplo:

En un paciente con una hipovolemia una arrancada brusca le podría producir una pérdida de conocimiento por una disminución de riego sanguíneo cerebral y en un paciente politraumatizado, estas fuerzas pueden producir roturas o desinserciones de órganos o tejidos, o bien aumento de las lesiones previas.

Las medidas que adoptaremos para paliar los efectos adversos de la velocidad son: realizar una conducción regular y prudente, inmovilizar correctamente al paciente, sujeción firme del paciente a la camilla, utilización de cinturones de seguridad, fijación de materiales en la ambulancia.


Repercusiones en el paciente de la altitud

El transporte sanitario aéreo repercute en la salud del paciente debido a las turbulencias y a la altitud.

Las turbulencias originan sacudidas bruscas. Son debidas a cambios rápidos de velocidad y dirección del viento. En el transporte sanitario aéreo es muy importante la sujeción del personal y de los pacientes con cinturones de seguridad para evitar sufrir golpes con la estructura debidos a las turbulencias.

La altitud provoca una disminución parcial del oxígeno, sobre todo a partir de los 1000 metros y también puede producir un efecto de expansión de gases que el paciente puede provocar las siguientes alteraciones: Una dilatación de cavidades orgánicas de los pacientes. En estos casos se agravaría un neumotórax que pudiera tener el paciente, se podría producir una dilatación gástrica, un abombamiento del tímpano, etc.
  • Un aumento del gasto cardíaco, y como consecuencia una hiperventilación refleja.
  • Un abombamiento del tímpano, con los consiguientes problemas de audición.
  • Inconsciencia.
La altitud y consecuente aumento de presión puede desestabilizar pacientes con insuficiencia respiratoria, hipovolemia, shock, edema agudo de pulmón, anemia, etc.

Hay pacientes que tienen miedo y ansiedad si tienen que ser trasladados en helicóptero, y como consecuencia también puede presentar taquicardia, hiperventilación o hipertensión arterial.

A un paciente con un traumatismo craneoencefálico no lo trasladaremos en helicóptero, ya que la altitud comportaría un aumento de la presión intracraneal y una expansión de gases. Esto podría comportar para el paciente una muerte cerebral.

Si baja la saturación de oxígeno en sangre del paciente por el efecto de la altitud, hay que suministrarle oxígeno.

Para evitar los efectos de la expansión de gases tomaremos una serie de medidas preventivas:



Efectos de la expansión de gases
Prevención
Distensión del tubo digestivo
Colocar una sonda nasogástrica
Aumento de un neumotórax
Colocar un drenaje pleural
Aumento de la presión intraocular (en fracturas faciales)
Revisar las heridas en los ojos
Aumento de la presión intracraneal
Valorar posibles traumatismos craneoencefálicos antes de la salida
Disminución en el flujo de la perfusión de sueros
No utilizar envases de cristal
Aumento en la presión de las férulas neumáticas
Desinflar conforme vayamos ganando altura
Disminución en el vacío de las férulas de vacío o colchón de vacío
Aspirar al ir ganando altura



Otras medidas de prevención para paliar los efectos de la altitud es transportar a pacientes en vehículos presurizados o no alcanzar una altitud superior a 1000 metros. No realizar cambios bruscos de velocidad.

La altitud también puede provocar desajustes y problemas en algunos dispositivos o materiales sanitarios que están relacionados con la presión del aire según la altitud:
  • Disminución de la eficacia de dispositivos de inmovilización al vacío, como el colchón de vacío).
  • Aumento de la consistencia de férulas neumáticas.
  • Aumento de presión en los sistemas de taponamiento mediante globos de aire de sondajes o tubos endotraqueales.
  • Dificultad en la perfusión de sueros al disminuir el ritmo debido al aumento de la presión.
  • Dificultades para tomar la presión, al variar la presión de los manguitos de los esfigmomanómetros con el ascenso y el descenso.
Afectación de los dispositivos de aspiración continua, como por ejemplo el Pleur-Evac®.


Repercusiones en el paciente de vibraciones mecánicas

Las ambulancias, durante sus desplazamientos están sometidas a diferentes grados de vibración mecánica.

Las vibraciones mecánicas son una forma de energía transmitida en forma de calor, presión y fuerza mecánica. Se mide en hercios (Hz). Están producidas por el funcionamiento del motor, por el chasis y  por la transmisión del estado del firme de la carretera.



¿Sabes cuáles son los efectos de las vibraciones mecánicas en los pacientes?

Si las repeticiones de las vibraciones mecánicas están entre 3 y 20 Hz, por fenómenos de resonancia, se pueden producir microtraumatismos internos en el paciente y un disconfort que puede provocarle cefalea, dolor torácico o abdominal, sensación de necesidad de orinar, etc.

Las vibraciones mecánicas de las ambulancias se mueven en el intervalo de 4-12 Hz. En los helicópteros las vibraciones mecánicas son más intensas en el momento de despegar, están entre los 12 y 28 Hz.

Otras repercusiones de las vibraciones mecánicas en el estado del paciente son:
  • Roturas microvasculares.
  • Taquicardia.
  • Hiperventilación.
  • Riesgo de hemorragias en pacientes politraumatizados.
  • Dolor mandibular.
  • Dificultad para el habla.
Las vibraciones mecánicas también pueden interferir en la asistencia que prestamos al paciente:
  • Artefactos en los monitores.
  • Dificultad de lectura o valores falsos en aparatos de electromedicina: monitor de ECG, pulsioxímetro, esfigmomanómetro, etc.
  • Dificultad en la auscultación.
Recuerda que las vibraciones del vehículo pueden provocar artefactos e interferencias en los aparatos de electromedicinas y alterar la lectura de los monitores. Si los valores no están en concordancia con el estado del paciente pararemos la ambulancia y los volveremos a comprobar.

¿Cómo podemos disminuir los efectos de las vibraciones mecánicas en los pacientes?
  • Haremos una conducción del vehículo suave y lo más constante posible, eligiendo las rutas con el terreno adecuado.
  • Hemos de procurar que la ambulancia tenga una suspensión adecuada y hacer mantenimiento de la amortiguación y del motor, ya que las vibraciones mecánicas se transmiten a la camilla, que ha de estar anclada en la célula asistencial, y estas vibraciones, a su vez, se transmiten de la camilla al paciente.
  • Utilizaremos colchonetas de materiales aislantes para mitigar las vibraciones transmitidas a la camilla.
  • En pacientes en estado crítico, en politraumatizados, en pacientes con sospecha de lesión medular, con traumatismos craneales o con afectaciones cardíacas o con inestabilidad hemodinámica, utilizaremos el colchón de vacío para inmovilizarlos y así disminuir los efectos nocivos al máximo, ya que son pacientes especialmente sensibles a estas vibraciones.
  • Protegeremos y fijaremos los elementos del vehículo, para que no se desplacen durante el transporte ni salgan disparados accidentalmente, ya que podrían lesionarnos y lesionar al paciente.

Repercusiones en el paciente de vibraciones acústicas

Las vibraciones acústicas son los ruidos que se producen en la propia ambulancia y en su entorno.

El ruido se mide en dB (decibelios).

El nivel de ruido promedio en el transporte terrestre está situado entre los 70 y 75 (dB) y el que se
produce con las sirenas está alrededor de los 90-110 dB.

El ruido en los helicópteros oscila entre 90 a 110 dB.

¿Qué tipo de ruidos son los que se dan durante el transporte de un paciente?

Son los que provienen:
  • De la parte mecánica de la ambulancia (motor, transmisión)
  • Del aire acondicionado,
  • Del tipo de firme de la carretera.
  • Del tráfico del entorno.
  • De las vibraciones del material de la ambulancia,
  • De los aparatos electromédicos que tenemos en funcionamiento.
  • Del propio personal sanitario que necesita subir el tono de voz para comunicarse.
  • De las señales acústicas de las ambulancias (sirena) para marcar la preferencia de paso.
Entre los efectos que los ruidos pueden producir cambios fisiopatológicos al paciente se encuentran los siguientes:
  • Alteraciones del sueño (con niveles de ruido de 70 dB)
  • En neonatos con niveles de ruido de 70 dB, se producen cambios de frecuencia cardiaca y vasoconstricción.
  • Reacciones vegetativas (náuseas, vómitos, etc.)
  • Fatiga auditiva.
  • Sensación de disconfort.
Otros efectos que produce el ruido y que repercutirán en la calidad de nuestra asistencia al paciente son:
  • Interferencia en la comunicación.
  • Imposibilidad de auscultación del paciente.
  • Imposibilidad de audición de las alarmas sonoras de aparatos electromédicos.
  • Imposibilidad de oír posibles fugas aéreas en enfermos con ventilación mecánica.
¿Qué medidas tomaremos para disminuir los efectos de las vibraciones acústicas?
  • Haremos una revisión periódica de los motores de los vehículos, y haremos una conducción llevándolos a una zona de revoluciones intermedia.
  • Tomaremos medidas de protección acústicas para el paciente.
  • Instalaremos medios de diagnóstico digitalizados para controlar las constantes vitales.
  • Realizaremos, si es posible, un aislamiento acústico del vehículo.
  • Cerraremos las ventanillas que dan al exterior y la que comunica la célula asistencial con la cabina del conductor.
  • Llevaremos los objetos de la ambulancia bien sujetos, para que no vibren ya que su vibración produciría ruido.
  • Utilizaremos las señales acústicas (sirenas) sólo si es imprescindible, y cuando la utilicemos hemos de informar al paciente, ya que pueden producir miedo y ansiedad en el transporte, a parte de los efectos citados anteriormente.


¿Cuándo llevaremos las señales acústicas activadas? 

Cuando la ambulancia hace un servicio de emergencia ha de llevar siempre las señales luminosas activadas. Pero tendrá que valorar la conveniencia de activar las señales acústicas en las siguientes situaciones:
  • circulación densa o colapsada, 
  • adelantamientos, 
  • cruces sin semáforos o con semáforo en ámbar o en rojo, 
  • pasos de peatones muy concurrido, 
  • cambios de rasante, 
  • curvas o circulación por el carril contrario, 
  • situación de poca visibilidad (niebla, lluvia, nocturnidad, etc.), 
  • maniobras especialmente peligrosas.

Repercusiones en el paciente de la temperatura

¿Sabías que tanto la temperatura elevada como la baja pueden afectar negativamente al paciente?

La célula asistencial ha de estar entre 20 y 22º C. El exceso de frío provoca; escalofríos, colapso muscular, etc. El exceso de calor provoca vasodilatación periférica, hipotensión, etc.

Las bajas temperaturas pueden provocar colapso del sistema venoso, con la consecuente dificultad que representa si hemos de canalizar una vía venosa. También ocasiona escalofríos, temblores e inestabilidad general del paciente.

Las altas temperaturas provocaran sudoración abundante en el paciente, pudiendo ocasionar alteraciones metabólicas.

Los efectos nocivos son más importantes en pacientes que presenten problemas en la regulación de su temperatura.

Entre ellos se encuentran los siguientes:
  • Recién nacidos, prematuros, pacientes de edad avanzada, grandes quemados y pacientes inestables, son especialmente sensibles al frío. Siempre hemos de evitar la hipotermia.
  • Pacientes en estado de shock o en coma son especialmente sensibles al calor.
  • Otros pacientes que también se verán afectados por los cambios de temperatura de forma negativa son: pacientes con lesiones medulares, con politraumatismos, enfermos cardiovasculares. pacientes que han sufrido una hipotermia o una hipertermia.
¿Qué medidas tomaremos para controlar la temperatura de forma que no afecte al estado del paciente? 

Irán encaminadas a intentar disminuir los efectos nocivos de la temperatura sobre el paciente:
  • Controlaremos la temperatura de la célula asistencial con un sistema de climatización.
  • No expondremos a los pacientes ni al sol ni al frío.
  • Utilizaremos sábanas termoaislantes.
  • Si hemos de trabajar en presencia de bajas temperaturas, cubriremos a los pacientes con mantas o con mantas térmicas, siempre cuando no interfiera en las maniobras asistenciales. En quemados también se utilizan las mantas térmicas.
  • Efectuaremos un adecuado aislamiento asistencial.
  • Usaremos los sueros habiéndolos puesto previamente en la nevera o en bolsas térmicas, según la necesidad del paciente.

Disposición del material en la ambulancia

Hemos de tener presente que los materiales y aparatos de la dotación sanitaria, en la célula asistencial de la ambulancia, si no están bien anclados o sujetos, pueden salir disparados accidentalmente durante el traslado, pudiendo ocasionar lesiones al personal asistencial y al paciente.

Esto nos obliga a revisar su colocación y anclaje. La sujeción del material es imprescindible como mediada de autoprotección, de protección del paciente y de conservación del material. Hemos de saber cómo se han de fijar todos los elementos susceptibles de desplazamiento y producir un daño durante el traslado. Siempre que sea posible, el mobiliario y la dotación sanitaria del vehículo tendrían que tener bordes romos y estar adecuadamente acochados, para que en caso de un posible impacto, los efectos traumáticos sean mínimos.

Has de tener en cuenta que el lugar donde ha de ir ubicado el material ha de ser accesible, fácilmente identificable y almacenados de forma ordenada.
Como sabes, el equipamiento es diferente en función del tipo de vehículo de transporte sanitario. Has de saber que cada empresa sigue un protocolo para la ubicación del material, aunque en la mayoría de los casos la ubicación se realiza como los ejemplos que pondremos a continuación.
  • Los maletines y botiquines han de estar situados en un lugar de libre acceso.
  • Las bombonas de oxígeno han están colocadas en la parte posterior de la célula asistencial. Han de ser fácilmente accesibles para su manejo. El caudalímetro ha de estar empotrado en un lateral de la ambulancia.
  • La camilla de la ambulancia está situada al lado izquierdo de la cabina asistencial, detrás del asiento del técnico conductor, debidamente anclada.
  • El material fungible se almacenará en armarios empotrados y en diferentes cajones convenientemente identificados.
  • Los soportes de suero: Están colocados en el techo de la célula asistencial.
A continuación veremos algunos ejemplos de fijación de algunos elementos en distintos vehículos asistenciales:
  • Fijación de material en un vehículo de transporte colectivo:


Fijación de elementos en vehículos de SVB y SVA





Recuerda que siempre llevaremos el material en la ambulancia fijado convenientemente a la estructura del vehículo. Siempre colocaremos a los pacientes los cinturones de fijación a la camilla.




Posición del paciente en la camilla según su patología

La colocación del paciente en una determinada posición sobre la camilla dependerá de su estado y sus lesiones. Siempre hemos de atender las necesidades del paciente durante el transporte, garantizando su privacidad y libertad.

Como regla general en el transporte terrestre colocaremos al paciente en el sentido de la marcha y en el transporte aéreo en sentido contrario a la marcha o transversalmente. Siempre lo sujetaremos firmemente a la camilla y le colocaremos almohadas que eviten el contacto directo con superficies rígidas, o bien lo inmovilizaremos con el colchón de vacío.
Recuerda que las posiciones más habituales para el traslado son:
  • Decúbito supino.
  • Decúbito lateral.
  • Decúbito prono.
  • Posición de Fowler.
  • Posición ginecológica.
  • Posición genupectoral.
  • Posición lateral de seguridad.
  • Posición de Trendelenburg.
  • Posición de antitrendelenburg.

Posiciones para el traslado 

Decúbito supino o dorsal
  • Pacientes sin dificultad respiratoria, circulatoria o neurológica.
  • Pacientes con lesiones medulares.
  • Pacientes a los que se ha de practicar la RCP.
  • Pacientes politraumatizados.

Decúbito supino con piernas flexionadas (también llamada postura antiálgica).
  • Pacientes con un abdomen agudo (la flexión de las piernas les calma el dolor).
  • Pacientes traumatismo abdominal (evisceraciones, objetos clavados en el abdomen, etc.). Esta posición, sólo la utilizaremos si no hay sospecha de lesión espinal.


Decúbito lateral
  • Pacientes que vomitan.
  • Mujeres embarazadas en el tercer trimestre (Decúbito lateral izquierdo).




Decúbito prono o ventral
  • Pacientes con lesiones de la zona dorsal.



Posición de Fowler
  • Pacientes con problemas respiratorios o cardíacos.
  • Pacientes con insuficiencia cardiaca (Posición de Fowler elevada, o sentado con piernas colgando).
  • Pacientes con edema agudo de pulmón. (Posición de Fowler elevada, o sentado con piernas colgando).
  • Pacientes con dolor torácico.



Posición de semi-Fowler
  • Pacientes con aumento de la presión intracraneal.
  • Pacientes con heridas penetrantes en el tórax (estarán apoyados en el lado lesionado).
  • Pacientes con traumatismos craneoencefálicos.
  • Pacientes con disnea.
  • Paciente con traumatismos craneoencefálicos (haremos una elevación de 30º).

Posición ginecológica o de litotomía modificada
  • Atención a un parto inminente.






Posición genupectoral
  • Mujeres embarazadas con presencia de prolapso de cordón umbilical (una de las personas que acompaña a la embarazada deberá ir desplazando la presentación fetal para alejarla del cordón umbilical).



Posición lateral de seguridad o posición de recuperación (PLS)
  • Pacientes con bajo nivel de consciencia, no traumáticos y sin posibilidad de aislar la vía aérea.
  • Paciente con intoxicación (siempre y cuando no sea un paciente traumático)


Posición de Trendelenburg o anti-shock

  • Pacientes con hipotensión.
  • Pacientes con presencia de shock.
  • Pacientes con lipotimias o síncope.




Posición de antitrendelenburg, Trendelenburg inversa, o de Morestin
  • Pacientes con sospecha de hipertensión intracraneal.
  • Pacientes con problemas respiratorios.





Conducción preventiva del vehículo asistencial

La conducción de una ambulancia es distinta a la conducción que podamos hacer de un coche particular. Siempre hemos de tener en cuenta que llevamos a un paciente que tiene un tipo de patología determinada y que con nuestro buen hacer, debemos evitar los efectos fisiopatológicos en el paciente que se pueden producir a causa del transporte sanitario. Profundizaremos más en conducción de la ambulancia en la próxima unidad de trabajo, pero a continuación veremos algunos puntos a tener en cuenta en la conducción de un vehículo sanitario.
  • Siempre realizaremos una conducción preventiva que garantice el mantenimiento de la asistencia del paciente en el trayecto. Este tipo de conducción se utiliza para evitar o minimizar los efectos negativos de la fisiopatología del transporte que hemos visto anteriormente.
  • Colocaremos en todos los casos los cinturones de seguridad, tanto si el paciente es transportado en litera como en silla de transporte.
  • Siempre hemos de constatar el correcto anclaje del equipamiento sanitario de la ambulancia.
  • La velocidad que llevaremos en una vía urbana no superará los 40 Km./hora. En las vías interurbanas respetaremos el límite de velocidad indicado, y en todo caso no sobrepasaremos los 90 Km./hora.
  • Para realizar una conducción lo más lineal posible, utilizaremos los carriles de circulación centrales en las vías urbanas de un solo sentido de circulación y el más próximo a la medianera en las vías urbanas de doble sentido.
  • No efectuaremos aceleraciones y desaceleraciones forzadas y circularemos manteniendo una distancia prudencial que permita no frenar bruscamente ante cualquier acción del vehículo que precede nuestra unidad.
  • La desaceleración (frenada) se realizará de forma pausada y sin realizar una reducción brusca.
  • Las curvas, giros y maniobras las realizaremos lo más lentamente posible, y con la mayor amplitud de trazado posible.
  • Ajustaremos el uso de señales acústicas y luminosas de urgencias a la patología y estado del paciente. No las utilizaremos si no son necesarios para garantizar la preferencia de paso.
  • La ruta la escogeremos en función del día, la hora, el estado del tránsito, el estado de la vía, etc., pero en todo caso, garantizando el mantenimiento de la asistencia durante el transporte del paciente.

Medidas de confort y seguridad en el traslado

A continuación vamos a hacer una relación de medidas de confort y de seguridad que tendremos en cuenta a la hora de trasladar a nuestros pacientes.
  • Llevaremos el equipamiento bien anclado para evitar accidentes.
  • Tendremos el vehículo climatizado.
  • La camilla asistencial tendrán un colchón que disminuya las vibraciones mecánicas del vehículo y acolcharemos diferentes superficies de la célula asistencial que puedan transmitir vibraciones mecánicas. En caso necesario trasladaremos al paciente con el colchón de vacío.
  • Haremos la inmovilización del paciente adecuada a cada caso y lo fijaremos firmemente a la camilla asistencial con los cinturones de seguridad.
  • El personal sanitario utilizaremos los cinturones de seguridad durante el traslado.
  • En el traslado en las ambulancias, sólo en el caso de niños o ancianos, el paciente podrá se acompañado por un familiar. Los acompañantes pueden entorpecer las tareas asistenciales y no siempre pueden estar cubiertos por el seguro del vehículo.
  • Durante todo el traslado, el paciente permanecerá acompañado por el personal sanitario.
  • Hemos de evitar que vehículos particulares sigan a la ambulancia a corta distancia durante su recorrido.
  • Hemos de mantener en todo momento una buena comunicación con nuestra Central de Coordinación.
  • En todo momento preservaremos la intimidad del paciente y respetaremos la confidencialidad de la información sanitaria.
  • Hemos de realizar una conducción suave y lo más constante posible (recuerda que son muy nocivas las aceleraciones y desaceleraciones). Llevaremos una velocidad de moderada a lenta (la velocidad alta es muy perjudicial).
  • Trasladaremos al paciente al Centro útil que le pueda prestar la atención necesaria según su patología.
  • Elegiremos una ruta que presente una menor intensidad de tráfico y una mejor calidad del asfaltado. A veces ello supone aumentar la distancia que se ha de recorrer, pero servirá para optimizar los cuidados del paciente. No siempre nos fiaremos de las indicaciones del GPS. Adecuaremos la velocidad al estado de la calzada o de la vía.
  • Llevaremos un estricto cumplimiento de las normas de circulación.
  • Evitaremos en lo posible las señales acústicas.
  • Detendremos el vehículo las veces que sea necesario.
  • Si llevamos incubadora, tendrá que estar bien anclada y homologada para el transporte neonatal.
  • Si trasladamos a un paciente con un helicóptero, y tenemos que realizarle una Desfibrilación en vuelo, le comunicaremos al piloto que vamos a desfibrilar, para que sepa que la transmisión de energía puede crear interferencias en las radiocomunicaciones. Si se puede, se tendría que aterrizar para realizar la técnica de desfibrilación.



2 comentarios:

  1. Saludos, mi nombre es Alejandro Vega Hernández, miembro de la Cruz Roja de Costa Rica. Me encantaría contactarlo por correo para hacerle unas consultas sobre este espectacular maaterial. Ojalá me pueda contactar lo más pronto posible al correo: alejandro.hernandez@cruzroja.or.cr . Se lo agradecería montones. Muchas gracias.

    ResponderEliminar
  2. Saludos, mi nombre es Jhoel Cupueran de Ecuador estoy realizado mi tesis sobre la fisiología del transporte sanitario me ayuda mucho pero quisiera mas información que me ayude mi correo es j.cupueran45@gmail.com de igual hacerle algunas preguntas

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.